El dolor suele echar raíces profundas en las personas que sufrieron una tragedia. Algunas, con valentía y vocación, conducen los surcos de sus cicatrices por caminos que terminan dando nuevos frutos.

Éste es el caso de Walter Miralles. Abogado, padre de Santiago y dueño de una fama que jamás hubiera deseado tener.

Hoy encabeza en el Municipio de Lanús la Dirección de Asistencia a la Víctima y Relaciones con la Comunidad, un espacio único en el Conurbano dedicado a la contención y asesoría de personas que sufrieron robos, abusos o, directamente, la pérdida de un ser querido.

“Nunca entendí por qué motivo la víctima o su familiar, ante un hecho de violencia o un crimen, si no tiene plata, no tiene abogado, mientras que el imputado sí lo tiene automáticamente”, cuenta Walter, que aboga por la creación de la siempre postergada Ley Integral de Asistencia a las Víctimas.

La normativa se encontraba en configuración durante la gestión anterior, pero al final quedó inconclusa. Hoy, volvió a ser impulsada en la provincia de Buenos Aires. “El objetivo es que no existan más regulaciones sueltas por todos lados, sino contar con una ley integral, abarcativa, que cubra tanto la parte de la causa como los gastos básicos de los familiares de las víctimas”, graficó.

La vida de Miralles cambió definitivamente el 13 de julio de 2005. Ese día, su hijo Santiago, de seis años, fue víctima de un secuestro extorsivo cuyo desenlace fue fatal. Por el asesinato del niño, los cuatro acusados fueron condenados a cadena perpetua bajo la carátula de secuestro agravado de un menor seguido de muerte. Sin embargo, en 2012 uno de los acusados fue absuelto, mientras que los restantes vieron reducidas sus penas.

Esto no desanimó a Walter, sino que sublimó su decepción por senderos altruistas. Primero, a través de la fundación Santiaguito Miralles, una ONG destinada a apoyar a las víctimas de la inseguridad. Después trabajó en el Consejo Asesor en el Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires; pero se alejó por falta de compromiso real. “Una oficina de estas características no puede funcionar tan burocráticamente”, expresó.

En diciembre de 2016 recibió un llamado del Secretario de Seguridad, Diego Kravetz, para sumarse a su equipo.

Hoy, las oficinas levantadas sobre Dr. Melo al 1700 cuentan con un equipo de dos abogados, dos psicólogas y una agente administrativa que asesora a las víctimas de los vecinos de Lanús. Además, cuentan con una sala de terapia con doble capa de material aislante, para asegurar la intimidad de las charlas con los profesionales.

Además de la contención necesaria, la oficina asesora legalmente a los damnificados y los dos letrados empleados del Municipio llevan adelante los litigios de forma gratuita. “Si se aprobase definitivamente la Ley Integral de Asistencia a la Víctima, se podrían acelerar las causas, al contar con mayores recursos”, admitió.

Hasta comienzos de octubre, la Dirección de Asistencia a la Víctima tomó 466 casos de personas que enfrentaron toda clase de siniestros. Allí reciben la contención necesaria: de los 46 casos recibidos en septiembre, 42 recibieron la asistencia psicológica demandada. Los casos incluyen robos violentos, entradoras a domicilios, abusos, secuestros y, por supuesto, homicidios.

“Tengo una doble mirada: una como familiar y otra como abogado. Por eso, en este espacio no funcionamos con horario. Te llama un familiar de una víctima y tenés que estar. ¿Es de madrugada? Vamos. ¿Hace frío? Vamos igual. No podemos alejarnos de una víctima, tenemos que comprometernos”, reflexionó el Director, quien además en el último tiempo desarrolló un Taller de Duelo, tendiente a generar una terapia en conjunto con las víctimas más golpeadas.

Lo primero que hace Miralles al recibir a persona es contenerlas. “Dejo por completo el rol de abogado y los escucho. Muchas veces insultan, hacen su descargo. Cada persona es una historia distinta y maneja tiempos diferentes”, asegura. Después de ese descargo inicial, las víctimas suelen retomar el contacto con el correr de los días. Y, al conocer su historia personal, establecen una mayor empatía con el funcionario. “Existe un mundo paralelo de víctimas de la inseguridad en donde soy conocido. Entonces, cuando acuden y se enteran quién soy, vuelven con otra predisposición”, explica, café mediante, el funcionario.

Walter reconoce que el trabajo de esta oficina, dependiente directamente de la Secretaría de Seguridad de Lanús, podría se modelo para el Conurbano bonaerense. “Recibo llamadas de varios municipios, que constantemente nos piden asesoría. Espero que este tipo que departamentos empezar a multiplicarse en el territorio. En ese sentido, la existencia de una ley integral propiciaría su desarrollo”, expresó.