Malena, la primera policía trans del país presta servicio en la Bonaerense

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Malena Salomé Iglesias tiene 23 años y es la primera y única policía trans de la Bonaerense, a cuyas filas se sumó en 2015, para prestar servicios en la Superintendencia de Políticas de Género creada ese mismo año. 

Desde abril trabaja en la Comisaría de la Mujer de La Plata, en 1 entre 42 y 43, donde toma denuncias por violencia doméstica, contiene a las víctimas, según publica el diario El Día de La Plata.

Entre sillones con fundas y mesitas con manteles tejidos a crochet, reconoce que al entrar en la Policía no sabía que era su vocación. “Ahora sí”, afirma, “y sé que es lo quiero hacer el resto de mi vida”.

Malena nació en Huanguelén, un pueblito del partido de Coronel Suárez que está a 650 kilómetros de La Plata, tiene unos 5.600 habitantes y “está buscando la autonomía”, apunta Malena. Describe a ese lugar como uno “donde nos conocemos todos” y todos conversan acerca de todo. Su familia sigue allí.

“Mis padres se separaron cuando yo era chica, pero tengo una madre que es una guerrera y me enseñó que en la vida todo se puede lograr”.

Tiene un hermano de 15 años que es “un genio, porque se adaptó a mis cambios, a lo que yo sentía y a entender mi vida”. Y una abuela que hizo las veces de niñera mientras su mamá trabajaba y con la que se mudó a los 12 años.

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Ella tiene mucho que ver en esta historia, porque su casa queda enfrente de la comisaría de Huanguelén, de modo que fue parte del paisaje con el que creció Malena. “Veía al personal policial, los móviles y siempre me apasionó”, recuerda, sin pasar por alto que la Policía “es una institución muy bien vista y respetada en el interior” bonaerense.

Malena se inscribió en 2015 en la Escuela de Suboficiales de la Policía bonaerense y el 6 de marzo de ese año le informaron “que había quedado apta. Inicié la academia el 6 de abril”, detalla, como paso previo a lo que significó empezar a trabajar en la Comisaría de la Mujer de Huanguelén, inaugurado semanas antes de que ella egresara.

Convocada al Operativo Sol 2016, le asignaron Punta Mogotes, en Playa Grande, de Mar del Plata, donde permaneció hasta el 3 de marzo. “Ese día volví a mi localidad, presenté el pedido de traslado y al mes me notificaron del traslado” a La Plata.

“Y acá estoy muy a gusto, en una ciudad que es hermosa y da posibilidades a muchísima gente”.

Malena reconoce que tiene varios planes, entre ellos estudiar desde el próximo año una carrera universitaria (no reveló cuál, aunque deslizó que está “entre dos”) y “pasar al escalafón oficiales”, para poder avanzar en la fuerza.

“Quiero hacer el segundo año, pero en el curso que se inició no fui convocada”, aclara, convencida de que tiene “la capacidad para lograrlo” y tendrá “el apoyo de mis compañeras y mis superiores”.

Hace justo un mes, Malena fue la protagonista de un procedimiento muy particular en la “zona roja” de la Ciudad, donde policías de la Novena desplegaron en la calle un biombo que ellos mismos hicieron con madera terciada, para requisar a resguardo de miradas indiscretas a las travestis sospechadas de vender droga. Para eso la convocaron a Malena.

Es que el 12 de septiembre la Sala IV de la Cámara de Apelación y Garantías había anulado un procedimiento previo por considerar al accionar policial “vejatorio en grado sumo” y no querían que eso pasara de nuevo.

“En la comisaría Novena recibí un trato excelente y cordial por parte de todo el personal. Me sentí contenida, a pesar de que mi trabajo nunca fue de Seguridad (siempre se desempeñó en Políticas de Género)”, resalta Iglesias.

De ese procedimiento realizado el 30 de septiembre en 2 y diagonal 73 recuerda que “se hizo un trabajo de inteligencia previo”, con una recorrida de varias horas en la zona observando los movimientos, “hasta que pudimos dar con los compradores, bajamos y requisamos a las chicas”.

Ese día secuestraron 43 bagullos de cocaína por un total de 27,2 gramos. El procedimiento no fue objetado.

Malena no elude hablar de la relación entre las travestis, la venta de drogas y los operativos en la zona roja, muy cuestionados desde organizaciones de Lesbianas, Gays, Bisexuales y personas Transgénero (LGBT).

“En el afán de querer zafar o justificarse, algunas personas dicen que las requisaron porque son chica trans o travestis. La sociedad no dice que por ser travesti o trans haya que prostituirse o vender estupefacientes”, analiza Malena, porque “hay otro estilo de vida y muchas salidas. No es necesario llegar a eso”.

Más allá de lo que sucedió aquella tarde, Iglesias rescata haber hecho lo que debía y sentirse cómoda.

En resumen, “fui a hacer mi trabajo, que amo, y lo hice bien”, concluye.