Una granja evangélica de Magdalena es el lugar elegido para alojar al máximo asesino de la historia criminal argentina, Carlos Eduardo Robledo Puch, a quien acaban de realizarle una serie de estudios médicos, en la Asesoría Pericial de San Isidro, por su deficiente sistema respiratorio.
En un traslado que fue considerado cinematográfico, al múltiple homicida lo llevaron desde el penal de Sierra Chica, en Olavarría, hasta una dependencia oficial de la zona norte del Conurbano bonaerense, donde los médicos analizaron la evolución de su cuadro de EPOC.
Esos 740 kilómetros los recorrió en un mismo día y tal vez sirvió como preludio para un futuro alejado de esa cárcel, donde se encuentra recluido desde 1977.
Igualmente, sumando los años que pasó en otros establecimientos penitenciarios de la Provincia de Buenos Aires, Robledo Puch ya lleva 44 años privado de la libertad.
Por eso su abogado defensor oficial, José Luis Villada, planteó una vez más la excarcelación.
En ese pedido, que se materializó a través de un recurso de hábeas corpus, se reclamó la libertad del detenido por “la excesiva e injustificada demora (…) en resolver en definitiva la situación del condenado, que importa lisa y llanamente un agravamiento de las condiciones de detención”.
Será el juez de ejecución de San Isidro, Duilio Alberto Cámpora quien tendrá que resolver esta situación.
