Tras tres meses libre, cayó el múltiple asesino “Concheto” Álvarez

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Guillermo “Concheto” Álvarez, el múltiple homicida que asesinó a cuatro personas entre 1996 y 1998, una de ellas un Policía Federal, y que fue excarcelado en diciembre último tras 20 años de prisión, fue detenido acusado de robarle a mano armada un morral con dinero a un ciudadano colombiano, en el barrio porteño de Monserrat.

Fuentes policiales confirmaron que el hecho ocurrió el miércoles alrededor de las 11, en la puerta de entrada de un edificio situado en avenida Belgrano 360, hasta donde Álvarez presuntamente siguió a la víctima desde un banco del que había sacado más de 60.000 pesos.

Álvarez está considerado como uno de los asesinos más sanguinarios de la historia criminal argentina.

El primero de los hechos ocurrió el 27 de julio de 1996 cuando el empresario Bernardo Loitegui (42) se encontraba con su hija frente a la puerta de su casa en Pacheco al 1200 de la localidad bonaerense de Martínez.

En esa oportunidad, Álvarez (38) y otros dos cómplices abordaron al hombre para robarle su auto Mercedes Benz y el “Concheto” lo mató de dos tiros en el pecho.

Al día siguiente, el homicida, que en ese momento tenía 17 años y también era conocido por el alias de “Patovica” debido a su contextura física, entró con fines de robo al pub Company ubicado en Migueletes al 1338 del barrio porteño de Belgrano, junto con dos delincuentes.

En lugar se encontraba el subinspector de la PFA, Fernando Aguirre (28), con quien mantuvo un tiroteo y asesinó en el acto tras vaciarle el cargador de su arma.

Además, durante ese enfrentamiento una estudiante llamada María Andrea Carballido (25) también fue asesinada a balazos y otra mujer resultó herida.

Por estos crímenes, el “Concheto” fue detenido en agosto de 1996 y dos años después recibió una condena de 25 años de prisión por el crimen del empresario.

En tanto, en el juicio realizado en 1999 por el doble crimen del pub Company le unificaron la pena y fue sentenciado a reclusión perpetua.

Finalmente, en 2000 recibió una nueva condena de 18 años de prisión por el asesinato de Julio Elbio “El Monito” Aranda (20), un compañero de pabellón al que mató con un arma punzante en la vieja cárcel de Caseros el 15 de noviembre de 1998 en la Unidad 16 donde ambos estaban alojados.

Por el homicidio del preso, Álvarez fue condenado a 18 años de prisión y nuevamente se le unificó las condenas anteriores a la pena de reclusión perpetua.

Los puntos en común con Carlos Robledo Puch

Al igual que “Concheto”, Puch, confeso asesino de 11 personas y más conocido como “Angel de la Muerte”, cometió la mayoría de sus crímenes entre los 17 y los 19 años y fue hijo de un matrimonio de buena posición económica de la localidad bonaerense de Olivos, cerca de la casa del primero.

Álvarez, de sólo 17 años cuando comenzó a cometer los asesinatos, vivía con su madre y dos hermanos -uno de ellos discapacitado- en un lujoso chalet de Acassuso, en la zona norte del Gran Buenos Aires, donde guardaba como trofeos los recortes periodísticos de los homicidios que había cometido.

Conocido por los alias de “Patovica” o “Concheto” que recibió debido a su gran contextura física y un buen pasar económico y social, respectivamente, ocupaba sus horas de ocio haciendo ejercicios en un gimnasio ubicado en la esquina de las avenidas Santa Fe y Pueyrredón.

Álvarez relataba a distintas personas los delitos que había cometido o los que estaba por cometer, como si se tratara de anécdotas divertidas.

Algunas de esas personas eran los remiseros que lo llevaban habitualmente a la Capital Federal o a la villa de emergencia La Cava, en Béccar, donde iba a reclutar a sus cómplices y comprar las armas que utilizaba en sus asaltos.

Durante el juicio por el crimen del empresario Bernardo Loitegui, dos remiseros declararon que el “Concheto” había reconocidos en dos oportunidades ser autor de los homicidios.

“Me contó con detalles cómo había llevado a cabo el asalto a Company. Explicó que cuando se iban un policía hirió a un amigo de él y por eso lo mató a balazos”, relató en esa oportunidad uno de los choferes.

El otro remisero afirmó que en una oportunidad Álvarez compró diarios y mostrándole la noticia sobre la muerte de Loitegui le dijo: “Este gil se retobó para no entregar el auto y lo tuve que matar de dos tiros en el pecho. Ahora dicen que le quisimos manosear a su hija pero a la piba ni la tocamos”.

“Robar es como tener una novia linda. A mi me seduce y lo hago porque gozo y no porque lo necesite”, reconoció Álvarez, según uno de los testigos que lo comprometieron en el juicio.