Desde 2013, se fugó un preso por día de las cárceles bonaerenses

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La escandalosa fuga de Víctor Schillaci y los hermanos Martín y Cristian Lanatta del penal de General Alvear dejó al descubierto una realidad alarmante: en los últimos tres años se fugaron 1.198 presos de alcaidías y cárceles del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). Es decir que cada día un preso eludió los controles penitenciarios en la provincia de Buenos Aires.

Del total de los detenidos que se escaparon desde 2013, 27 correspondieron a fugas de delincuentes muy peligrosos alojados en penales de alta seguridad; 366 fueron fugitivos que huyeron de cárceles que tienen régimen semiabierto y 805 fueron presos que, teniendo algún beneficio (como las salidas transitorias), aprovecharon la oportunidad para escapar.

Estos datos oficiales fueron revelados al diario La Nación por el gobierno de María Eugenia Vidal. “Heredamos un sistema penitenciario quebrado. Si bien hay fugas, lo cierto es que no son todas tan impresionantes como la que ocurrió con Schillaci y los hermanos Lanatta. Técnicamente, se las pueden dividir en fugas que ocurren dentro del penal y en evasiones que suceden extramuros, cuando un recluso quiebra la confianza otorgada por un beneficio judicial”, dijo un colaborador del ministro de Justicia, Carlos Mahiques. Las cárceles bonaerenses tiene 32.507 presos y 19.400 uniformados encargados de la custodia.

Según la fuente oficial, en la provincia hay sobrepoblación carcelaria. “Muchas unidades penales están en muy mal estado y los presos están hacinados”, dijo el informante de la cartera de Justicia.

La estructura carcelaria bonaerense tiene 52 unidades penales, tres alcaidías penitenciarias y seis alcaidías departamentales. En esas cárceles están alojadas hoy 32.507 personas, de las cuales 1367 son mujeres y 31.140 son hombres. El Servicio Penitenciario cuenta con 19.422 hombres encargados de mantener la seguridad en estos recintos: de éstos, 6407 son oficiales y 13.015 son suboficiales.

Pero pese a que la ecuación entre internos y penitenciarios da un resultado de que cada dos presos hay un agente dedicado a su custodia y la seguridad del lugar, las fugas se repiten una y otra vez en las cárceles bonaerenses.