El falso Oyarbide se hizo pasar también por Canicoba Corral y abusó de una agente

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La insólita saga del preso que llamaba a las comisarías desde la cárcel haciéndose pasar por juez federal sigue sumando páginas que lo pintan como un extorsionador fuera de lo común. Pero, además, pone en evidencia niveles de negligencia absurdos entre los altos mandos de la Policía Bonaerense y del Servicio Penitenciario provincial. Luego de que se publicara el caso de una joven oficial violada en Lincoln en medio de una presunta investigación narco, empezaron a trascender hechos similares protagonizados por el mismo estafador.

Según pubica el diario Clarín, la ciudad de Luján fue el escenario de este nuevo capítulo de la trama encabezada por un recluso identificado como Jorge Celentano Arce (48). A mediados de octubre, en la comisaría 1° recibieron una llamada de Celentano –por entonces preso en la UP 13 de Junín– haciéndose pasar por un secretario del juez federal Rodolfo Canicoba Corral. Al igual que en Lincoln, dijo que precisaba una mujer policía en una investigación para desbaratar a una banda narco.

Una vez más, el experto Celentano lograría que los policías de Luján le creyeran sin preguntar ni verificar nada. Los jefes encomendaron entonces la tarea a una agente novata, una joven de 25 años. Una vez elegida la oficial que participaría del caso, el falso juez comenzó a comunicarse directamente con ella a su celular. Así, Celentano lograría que fuera a visitarlo al penal con la garantía de que él era el informante que le daría los datos que necesitaban.

Todo era un nuevo engaño. “Según decía el hombre que se suponía era el magistrado, la oficial debía ir a visitar a Celentano a la cárcel. El falso Canicoba Corral se puso en contacto con ella y empezó a darle directivas”, contó una fuente a Clarín. Un remís pasaría a buscarla y la llevaría hasta la cárcel para verse con Celentano, que en esta oportunidad jugaría el rol de “buchón” y marcaría una “cocina” enorme de drogas. La joven oficial accedió entonces y se dirigió al penal.

 

Canicoba Corral.
Canicoba Corral.

El falso juez le recomendó entrar como visita, porque de lo contrario la vida del preso correría peligro. Celentano le daría nombres, domicilios, todo lo necesario para la causa. Era hora de visita y como en la sala del penal había otras personas, ella se sintió segura. De repente apareció Celentano, cargando frazadas y un mantel.

El preso se sentó junta a ella y puso una frazada por encima de ambos, cubriéndose, como para que nadie viera que sucedía. La mujer policía empezó a ponerse nerviosa. “¿Es necesario que hagamos todo esto?”, preguntó. El tramposo le pidió que se quedara tranquila, que disimular. “Hacé como si fueras mi pareja, acá estoy en riesgo”, le habría dicho

Fue entonces que el preso empezó a manosearla y a besarla: la secuencia no escalaría hasta llegar a una violación, pero si terminaría en un abuso sexual. “Ahora disimulá. Vamos a ir para allá, donde está ese cuartito, que ahí tengo todos los papeles para darte escondidos en una pared”, prosiguió Celentano. La mujer, asqueada e incómoda, entendió cuál sería su suerte si seguía al falso informante por fuera de la vista de los guardiacárceles. Entonces se acercó a un agente, le dijo que se sentía mal y salió.

“No alcanzó a violarla, pero sí a abusarla, fue denigrante. Ella volvió a la comisaría, contó lo que había pasado pero no se quedó tranquila. Así que también hizo la denuncia en Asuntos Internos”, detalló una fuente.

Hoy, la joven está con licencia psiquiátrica, tratando de dejar a un lado lo sucedido. “No la cuidaron y encima la quieren hacer pasar por loca, sin darle ninguna contención. Fue una víctima de la falta de cuidado de sus jefes, se creen que por vestir uniforme una mujer es dura y recia, pero no deja de ser una mujer”, agregó.

Celentano, que fue trasladado a Sierra Chica, suma hechos igual de insólitos en Lincoln, Junín, Pergamino, San Andrés de Giles, San Martín y Caseros. Pero los investigadores están buscando reunir más casos en su contra. Según comentó otro, no fue la única extorsión que protagonizó el preso en Luján. “Hizo mil cosas más además de intentar violar a esta oficial. Es un escándalo con mayúsculas. El preso usaba las comisarías para notificar a la gente de delitos inexistentes y después los extorsionaba. Por ejemplo, notificaba a tal o cual que tenía una denuncia por drogas en su contra y les pedía plata para limpiarlos”, detallaron. A una mujer a la que quiso chantajear llegó a mandarle un ejército de policías y patrulleros a su casa llamando y diciendo en la comisaría que había un agente baleado en la vereda.

Por todos estos casos ya hay cinco jefes policiales que fueron pasados a disponibilidad, incluido el ex titular de la comisaría 1° de Luján.