Crimen en el country: creen que el ejecutivo planeó el crimen y hasta preparó los cuchillos

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La fiscal que investiga el femicidio del country Martindale de Pilar está convencida de que el imputado Fernando Farré tenía todo planteado para asesinar a su esposa Claudia Schaefer y que preparó previamente los dos cuchillos que empleó para cometer el crimen, informaron hoy fuentes judiciales.

A cuatro días del crimen, ésa es la principal hipótesis que maneja la fiscal Carolina Carballido Catalayud, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Delitos Conexos a la Violencia de Género de Pilar, luego de la declaración de testigos y de la inspección ocular realizada en el country.

“Nada indica que haya habido un estado de emoción violenta como quieren instalar desde la defensa. Por lo que vienen declarando los testigos, no hubo discusión previa, no hubo detonante”, dijo una fuente judicial ligada al expediente.

“Creemos que Farré tenía todo planeado. Sabía que ese viernes iba a cometer el crimen y se preparó para eso”, agregó la fuente consultada.

En la inspección realizada hoy por la fiscal junto a la Policía Científica y el defensor del empresario, Gustavo Alvarez, quedó en claro que las dos armas blancas empleadas para el asesinato, y que están secuestradas para pericias en la causa, fueron tomadas de un taco con un set de cuchillos en la cocina.

Luego de la diligencia, Alvarez aseguró al canal C5N que “coincide el portacuchillos con los dos que faltaban” aunque agregó que “no se sabe de qué forma entraron ni quién los llevó al vestidor”.

Sin embargo, la fuente judicial indicó que la fiscal está convencida de que “Farré se preparó con los cuchillos antes de la llegada de su mujer porque ya tenía decidido cometer el homicidio”.

Por su parte, ninguno de los abogados que estaban en la casa al momento del crimen, Carlos Alfredo Quirno del estudio de José Cárdenas que representaba a Schaefer en la causa del divorcio, ni la joven abogada del estudio de Mariana Gallego que fue de parte de Farré, escucharon que haya habido una discusión previa, ni que víctima o victimario hayan pasado por la cocina.

La inspección ocular también le sirvió a la fiscal para determinar que el crimen se cometió tan sólo ocho minutos después de que la víctima llegara al country Martindale, donde fue a recolectar algunas de sus pertenencias, producto de lo acordado en el trámite de divorcio.

Los investigadores y los peritos también verificaron en la inspección que Farré cerró con llave el vestidor para que nadie lo detuviera durante el ataque.

“Se confirmó que la puerta del vestidor tiene una llave, del lado de adentro, que traba y funciona perfectamente”, dijo uno de los pesquisas.

Voceros judiciales revelaron algunos detalles más de lo que ayer declaró frente a la fiscal el abogado testigo Quirno.

Contó que Farré y su madre los recibieron “de modo amable”, que Claudia llevaba una valija para llevar sus cosas y que él y la abogada del imputado estaban charlando en el jardín sobre algunas cuestiones del litigio cuando empezaron a escuchar gritos.

Quirno contó que escucharon a la madre de Farré gritando frases como: “pará”, “no lo hagas”, “no vale la pena” y “con eso no conseguís nada”.

El hecho se registró el viernes último pasadas las 11.30 en un chalet ubicado en el lote 5 del mencionado country, situado en Juan Domingo Perón 2375 de la localidad de Derqui, Pilar, en el norte del conurbano bonaerense.

La pareja, que tenía tres hijos menores de edad -una adolescente de 13 años y dos niños de 11 y 9, éste último con problemas de autismo-, atravesaba un conflictivo divorcio y estaba separada de hecho.

Actualmente, Schaefer (44) estaba viviendo en un departamento de la avenida Del Libertador al 1750, del barrio porteño de Recoleta, y Farré (52), un ex ejecutivo de marketing de importantes compañías de cosméticos, actuamente desempleado, se había mudado a la casa del country que alquilaban.

La pareja había acordado para encontrarse en la casa de Pilar a retirar sus pertenencias en compañí­a de su abogado, mientras que el empresario se encontraba allí­ acompañado por su letrada y su madre.

En el momento en el que Schaefer se dirigió al vestidor a recoger sus pertenencias, Farré la siguió y la atacó con dos cuchillos de cocina, uno de los cuales se usó con tanta saña que quedó con la punta doblada.

La autopsia determinó que hubo una feroz pelea, que la mujer murió degollada, que el corte en el cuello se produjo con el asesino por detrás y que el cuerpo tenía otras puñaladas, algunas de ellas de escasa vitalidad, lo que revela que el asesino siguió acuchillando a la víctima cuando ella ya estaba muerta.

Schaefer había denunciado a Farré ante la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema por un hecho de violencia doméstica ocurrido el 2 de agosto en el departamento de Recoleta en el que ella terminó tirada en un sillón con una rodilla de su marido en la cara y todo delante de sus tres hijos y la empleada.

En un informe fechado el 3 de agosto al que Télam tuvo acceso, la OVD calificó la situación como de “bajo riesgo” y derivó el caso al Juzgado Civil 106, cuya jueza subrogante, Marcela Somer, cuatro días después, excluyó del hogar a Farré y le impuso una prohibición de acercamiento a 300 metros.

Además, la magistrada ordenó a la Policía Metropolitana darle un botón antipánico a Schaefer y fijó la audiencia del 14 de agosto en la que se acordaron términos de la división de bienes y la cuota alimentaria de los chicos.